Se miran, miran para otro lado y vuelven a mirarse.
Hay una curiosidad urgente por conocer los ojos del otro,
para luego pasar a su boca.
Cada uno aguarda que el otro ria para observar su sonrisa
y escrutar cada gesto suyo.
El mundo funciona segun su rutina, pero esto ya no es asi para ellos;
hay un lapso en el que cada uno olvida su propia existencia,
para zambullirse completamente en la humanidad del otro.
Uno se pregunta: ¿Sera verdad?¿Sera cierto que existe esa fuerza vital,
esa pulsion que me absorbe y ya no me deja vivir si no estoy con ella?
Momentaneamente, cada uno se da cuenta
que fijar la mirada tan rigurosamente pone en evidencia su fascinacion,
revelando inclusive lo mas profundo de cada uno.
Es asi el amor. Es tan irrespetuoso frente a uno,
que impiadosamente revela cada centimetro de la personalidad.
Es capaz de hacer pedazos tanto la hipocresia como el egoismo,
y nos enseña lo pequeños que somos frente a él.
Es justamente él, que me atrapa y me hace sufrir su constante e inocultable presencia.
De esta manera, bajo esa infatigable compañia, yo te escribo,
lleno de amor y alegria para entregarte.
Soy yo aquel que te mira, sin esperar ser correspondido,
aunque con esperanza en mi intimidad de que hay algo mio en vos,
que te hara saber mi amor.